La Autoestima

LA AUTOESTIMA

No paramos de recibir mensajes como “quiérete”, “confía en ti”, “puedes con todo” y sintiendo que no somos capaces de llevar a la práctica este tipo de propósitos vitales que nos imponemos. Pero ¿cómo se hace eso?

autoestima

 

¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?

La Real Academia de la Lengua Española define la autoestima como “la valoración generalmente positiva de uno mismo”.

En consulta, encontramos muchas personas que quieren lograr el objetivo de tener una buena autoestima. Es una demanda muy común tanto pequeños como mayores.

Desde la terapia, trabajamos con la autoestima como la “Valoración, percepción o juicio positivo y negativo que una persona hace de sí mismo en función de la evaluación de sus pensamientos, sentimientos y experiencias”.

Es decir, la autoestima es la forma en que nos miramos cada un@ de nosotr@s a nosotr@s mism@s. No solo se refiere a identificar los aspectos positivos de una persona, si no que implica reconocer y aceptar los aspectos negativos.

¿CÓMO SE TRABAJA LA AUTOESTIMA?

La autoestima es resultado de un conjunto de factores. No hay una única forma de trabajarla, sino que son varios los caminos que podemos seguir.

Tener una buena autoestima implica tener en cuenta los aspectos positivos y negativos que forman parte de nosotr@s mism@s.

A veces intentamos centrarnos mucho en idetificar nuestros aspectos positivos, sin lograr quitar la mirada de los aspectos negativos que tenemos. Intentar valorarnos sin defectos genera sentimientos tan incómodos como fijarnos solo en ellos. La clave de la autoestima está en el equilibrio.

¿Cómo alcanzo el equilibrio?

Cuando hablamos de equilibrio, hablamos de autoconocimiento. Es muy importante saber que todos tenemos defectos, pero también tenemos virtudes.

Tendemos a pensar que corregir nuestros defectos nos convertirá en una mejor versión de uno mismo. Sin embargo, no caemos en la cuenta de que esta meta es imposible y, por tanto, frustrante.

El equilibrio no consiste en no detectar mis defectos. Tod@s tenemos partes de nosotr@s mism@s que no nos gustan y que aparecen a lo largo de nuestra vida en numerosas ocasiones. La buena autoestima tiene en cuenta nuestros puntos débiles y sabe que podemos contrarrestarlos con los puntos fuertes.

Es decir, vamos a fijarnos en nuestros defectos y vamos a ser conscientes de ellos. Pero tratemos de no olvidarnos de nuestras virtudes. Potenciar nuestros puntos fuertes es la manera sencilla y asequible de alcanzar nuestras metas.

¿Y si no alcanzo mis metas?

A veces tenemos que aceptar que no podremos encargarnos de todo. No todas las personas tenemos las mismas cualidades y, por tanto, no todos podremos alcanzar los mismos objetivos.

A lo largo de la vida, nos topamos con una emoción muy desagradable y poco gratificante: la frustración. Como todas las emociones, tiene una utilidad y una función concreta.

A veces, aunque pasemos por un momento desagradable, toca aceptar que no podremos con todo. Algunas metas que nos propongamos no serán alcanzables y esto no nos hace menos válidos ni menos valiosos. Simplemente nos hace humanos, con nuestros más y nuestros menos.

aceptar los defectos

 

ALGUNAS HERRAMIENTAS PARA MEJORAR LA AUTOESTIMA

Ya sabemos lo que es la autoestima. También hemos desmentido la idea de que una buena autoestima se basa en quererse todo el tiempo, sin defectos. Ahora, toca plantearse algunas herramientas que pueden ayudarnos a valorarnos un poco más.

  1. Autocuidado: cuando queremos a una persona tenemos claro que tenemos que dedicarle tiempo. Intentamos querernos mucho y dedicarnos poco tiempo. Cuando se trata de priorizar y repartir el tiempo que tenemos a lo largo de un día o una semana, tendemos a dedicarlo a obligaciones y tiempo de ocio con otras personas. ¡Prueba a priorizarte a ti mismo!
  2. Autocompasión: como decíamos antes, no vamos a poder con todos. La frustración es inevitable muchas veces y vamos a tener que aprender a gestionarla. Por ello, comprender y entender que tenemos derecho a fallar es una buena forma de tratarnos con el amor que merecemos.
  3. Aceptación: la buena autoestima parte del equilibrio. Un equilibrio que no se logra queriendo que me guste todo de mí. Si no que se alcanza cuando aceptamos los fallos y los pensamientos negativos como parte del proceso. Intentar no darle demasiada validez a lo que a veces pensamos de nosotros, sobre todo cuando esto nos hace daño, es una buena herramienta para valorarnos.

La autoestima es resultado de multitud de interacciones que tenemos con nosotros mismos. Podemos poner en marcha estrategias y cambios de actitud para ser mejores pilotos de nuestras vidas. Es decir, podemos elegir otro camino para nuestra relación con nosotros. Cuando te descubras hablándote de una manera poco agradable pregúntate: ¿Trataría así a alguien a quien quiero?