Psicología perinatal

¿Qué es la psicología perinatal?

Durante el embarazo se producen grandes cambios físicos y biológicos que resultan muy visibles y evidentes. Pero también ocurren cambios a nivel psicológico que forman parte del proceso y que muchas veces resultan imperceptibles. Puede que por este motivo pase que no siempre se valoren y/o atiendan correctamente.

La psicología perinatal es la rama de la psicología que aborda todos los aspectos psico-afectivos relacionados con la concepción, el embarazo, la pérdida gestacional o perinatal, el parto, posparto y la crianza temprana. Se centra en la promoción de la salud mental, la prevención de psicopatologías de la mujer durante el embarazo y el puerperio, y/o en el diagnóstico e intervención en caso de ser necesario. La psicología perinatal se da bajo el objetivo de promover el bienestar de la madre, así como el desarrollo emocional del bebé.
Las patologías más frecuentes en mujeres durante este periodo son la depresión y la ansiedad.

El embarazo y los cambios psicológicos

Los cambios psicológicos en el embarazo están influidos por todo lo que implica el futuro acontecimiento de dar a luz y por la propia historia de vida de la mujer gestante. Además, influyen también importantes modificaciones hormonales que afectan a la mujer en este periodo. Es común que durante el embarazo las mujeres experimenten altibajos emocionales con períodos de alegría y tristeza, pasando de un estado a otro con facilidad. Normalmente, se genera una mayor susceptibilidad, mostrándose más sensibles ante los cambios. El miedo y la preocupación también son frecuentes, pudiendo llegar a generar ansiedad e inseguridad.
Diferentes autores han estudiado a lo largo de los años los factores que afectan a la salud mental de la mujer durante el embarazo, pudiéndose resumir de la siguiente manera:

  • Problemas inherentes: embarazo no planeado, embarazo no deseado, embarazo en adolescentes, miedo a los cuidados del bebé, enfrentamiento de los requisitos del embarazo.
  • Complicaciones durante el embarazo: amenazas de aborto, malformaciones, pérdidas anteriores, etc.
  • Problemas interpersonales: precario cuidado prenatal, baja red de apoyo, violencia intrafamiliar, dificultades socioeconómicas, insatisfacción conyugal, etc.
  • Trastorno mental previo: trastornos del estado de ánimo, trastornos de la personalidad, trastornos de la conducta alimentaria, etc.
  • Apego de la gestante: apego inseguro o desorganizado como factor de vulnerabilidad. Consumo de sustancias.

¿Por qué es importante la salud mental perinatal?

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, una de cada 10 mujeres en todo el mundo padece depresión posparto, y un 6% padece estrés postraumático derivado del parto.

La falta de tratamiento, en algunos casos puede llegar a derivar en trastornos psiquiátricos graves, o en el agravamiento y/o la cronificación de la sintomatología. Además, cuidar y acompañar a las mujeres en el área perinatal, no sólo ayuda a la salud mental de la mujer al reducir la incidencia de desórdenes emocionales, sino que va a facilitar el cuidado del bebé. El establecimiento de un buen vínculo entre la madre y el bebé contribuye a generar las bases de una estructura psíquica saludable en los bebés.

¿Qué puedo hacer?

Si la mujer presenta tristeza continua y profunda, cambios de humor repentinos, irascibilidad, dificultades para vincularse con el bebé o para disfrutar de él, excesiva preocupación por la salud del bebé o problemas de sueño (no dormir cuando el bebé sí lo hace o excesiva somnolencia) consulta con un especialista. Puedes conocer y ponerte en contacto con nuestro equipo aquí.
Como factor protector para la salud mental de la mujer en este periodo, son recomendables los grupos de apoyo a la crianza que brindan un espacio donde compartir. Pueden resolver sus dudas y sentirse acompañadas y escuchadas sin ser juzgadas, favoreciendo además la creación de redes de apoyo social.

Otro factor que favorece el bienestar de la mujer es poner especial atención a lo referente al autocuidado emocional. Para ello podemos probar cosas como permitirnos sentir sin juzgarnos, hablarnos bien por dentro, respirar despacio o practicar alguna otra estrategia de regulación emocional. Llevar nuestra mente a cosas que nos den calma y/o seguridad, o saber pedir ayuda, es, en definitiva, escucharnos y atendernos. Para ampliar información al
respecto puedes leer este artículo sobre gestión emocional.

 

 

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