Ahora que hemos dejado el verano atrás y tenemos que reincorporarnos al trabajo o a los estudios, puede llegar el temido síndrome posvacacional. Pero, ¿realmente sabemos lo que es? Desde luego, es un término que se escucha mucho en nuestras conversaciones diarias, en los medios, etc. Sin embargo, no siempre se usa de manera adecuada o se explica realmente en qué consiste.
Por eso, en el artículo de hoy os hablamos sobre el síndrome posvacacional y 5 trucos para evitarlo
¿Qué es el síndrome posvacacional?
El síndrome posvacacional según diversos sitios de internet, tanto científicos como más divulgativos, se puede definir como el estado emocional que se genera cuando no tiene un lugar un proceso adecuado de adaptación al puesto laboral tras su periodo de vacaciones. Este estado emocional se caracteriza por la presencia de emociones desagradables, dificultades de concentración y de rendimiento en tareas que ya realizaba anteriormente.
¿Qué significa entonces el síndrome posvacacional? ¿No querer volver al trabajo es síndrome posvacacional? Como con todas las nomenclaturas tan concretas, es fácil que confundamos el proceso normal de adaptación con lo que supone un grado de malestar significativo. En este caso, como en muchos otros, el criterio tiene que establecer en el grado de afectación en nuestra vida y en el tiempo que perduran los síntomas.
4 claves para evitar el síndrome posvacacional.
Acepta tus emociones.
Una cosa que ocurre de manera habitual es que cuando ocurre algo desagradable o que nos produce malestar, nuestro instinto nos lleva a eliminarlo lo antes posible. Sin embargo, aunque en alguna situación puede resultar útil, cuando hablamos de emociones no es algo que nos vaya a funcionar. Por lo que, lo primero y de vital importancia que tenemos que hacer es aceptar las emociones que tenemos por muy desagradables que nos puedan parecer. De esta manera, vamos a ahorrar energía luchando contra algo que no sólo es inevitable sino que es de ayuda para procesar lo que nos ha ocurrido. Además, nos vamos a tratar de una forma más amable y eso nos va a permitir tener un estado emocional mejor para poder gestionar la situación.
Si quieres saber más sobre la gestión de emociones, puedes leer nuestro artículo respecto a este tema pinchando aquí.
Créate una rutina que te sea agradable.
Una vez que hayamos trabajado en aceptar nuestras emociones, podemos ponernos en marcha. Un factor que resulta importante es la rutina. Puede resultar un poco contradictorio, ya que estamos harto de leer cómo una rutina muy marcada puede resultar nociva, pero si la hacemos bien puede ser un punto de gran ayuda. La clave está en genera una rutina que nos resulte agradable y que nos permita tener tiempo de descanso, tiempo libre y disfrutar de pequeños momentos dentro de las horas de trabajo y mayor estrés. No es lo mismo ir a trabajar desayunando algo deprisa y corriendo, que pararte a desayunar tranquilo algo que te guste.
Haz un buen uso de tu tiempo libre.
Siguiendo con cómo organizamos nuestra semana, para adaptarnos de nuevo al trabajo o al estudio es importante que dediquemos un lugar propio al tiempo libre. Es algo con lo que los psicólogos somos especialmente reiterativos, pero tiene una influencia en nuestro estado de ánimo importante. Cuando realizamos actividades agradables o descansamos, obtenemos refuerzos y emociones positivas que añadir a nuestra balanza. Además, nos proporcionan un momento de distracción fundamental para evitar el temido estrés.
Si quieres leer más sobre cómo generar un ocio sano, puedes leer nuestro artículo sobre ese tema pinchando aquí.
Date tiempo.
Aunque suene a consejo de amigo no pedido, es quizás el punto más importante de los cuatro. Cualquier cambio en nuestra rutina y más si produce que dejemos las vacaciones donde estamos tan agustito por empezar a trabajar. Por lo tanto, cuando emprendemos un proceso que nos requiere un cambio y por ende una adaptación nuestro cuerpo y nosotros necesitamos tiempo. Todo cambio conlleva tiempo para que nos hagamos a él, y aunque siguiendo nuestros pasos se hará más ligero y posiblemente más rápido, el tiempo siempre va a ser nuestro mayor aliado.
Sara Catalán