Divorcio y crianza


La construcción de una relación de pareja es una experiencia significativa que puede suceder en algún momento de la vida. Es un proceso que va más allá de compartir espacio y tiempo con otra persona y que tiene repercusión en el bienestar emocional y psicológico de quienes lo experimentan. Supone la creación de un “algo” común, que debe tener en cuenta las necesidades e identidades individuales y, además, permitir el crecimiento y la satisfacción de ambos miembros. Si te interesa cómo tener una buena relación de pareja, puedes hacer click aquí

En este artículo nos vamos a centrar en una de las etapas que puede darse en las relaciones de pareja: la separación o divorcio. Este es cada vez más frecuente en nuestra sociedad, según el Instituto Nacional de Estadística se produjeron 81.302 divorcios en 2022. 

Divorcio

El divorcio es un proceso complejo que afecta tanto a las personas involucradas en la relación de pareja como a sus familiares y amigos. En ocasiones, viene precedido de un deterioro en la relación de pareja por motivos muy diversos como la falta de comunicación, dificultades económicas, infidelidades, proyectos de vida incompatibles, etc.

En esta etapa, las personas que se divorcian pueden experimentar emociones muy dispares que pueden ir desde el enfado, la tristeza, la angustia hasta el alivio, la esperanza… independientemente de que la decisión haya sido consensuada o unilateral.

Hacer frente a un divorcio puede ser un proceso muy desgastante por lo que es recomendable buscar apoyo en nuestro círculo social cercano. Se deben establecer acuerdos sobre cómo se va a organizar la vida familiar y económica, pudiendo recurrir a especialistas que ayuden a facilitar el proceso, si es necesario.

Niños y divorcio

Un aspecto importante a tener en cuenta es la presencia de hijos en la relación de pareja. Es importante tenerles en cuenta y tomar en consideración las emociones que ellos puedan sentir, así como, acompañarles en el proceso.

En primer lugar es importante ver cómo comunicárselo, si te interesa cómo hablar del divorcio con tus hijos, no dudes en leer este artículo.

Los niños pueden verse afectados por el divorcio. Se producen una serie de cambios en sus vidas como puede ser la transición de un hogar con ambos progenitores a dos hogares diferentes o casa nido; el tiempo que pasarán con cada progenitor, cambios en las rutinas familiares… Así, puede ser que los menores experimenten cambios en su comportamiento, a nivel conductual o emocional, mientras se produce la adaptación a las nuevas rutinas y dinámicas. La comunicación clara y el mantenimiento de un entorno estable son cruciales para acompañar a los niños a transitar estos cambios mientras se brinda apoyo emocional.

Crianza compartida tras la ruptura

Para las parejas con hijos, la crianza compartida tras la ruptura puede convertirse en un desafío importante. La crianza conjunta efectiva requiere de una comunicación clara y de la capacidad de anteponer las necesidades de los niños, no sin dificultad, pues ellos no son capaces de cuidar de sí mismos en ciertos ámbitos.

Es importante que las actuaciones vayan en beneficio de los menores y, es recomendable, que puedan darse ciertas similitudes en ambos nuevos hogares, siempre que sea posible, aunque no es necesario que todo sea idéntico.

Así, si nos imaginamos un triángulo: en la base podrían ir las normas y rutinas que se dan en ambos hogares, consensuadas entre ambos progenitores; en la zona intermedia, irían las que son importantes para cada progenitor pero pueden ser algo más flexibles en cada casa y con diferencias entre ambos, y en la cúspide, las particularidades que son individuales en cada hogar.

Establecer rutinas consistentes, límites coherentes a la edad y demostrar respeto mutuo entre ambos progenitores son aspectos cruciales de una crianza compartida exitosa. No es necesario el mantenimiento de una relación estrecha de amistad, sin embargo, sí es recomendable que pueda haber una comunicación fluida y clara en relación a los menores.

En ocasiones, tras la ruptura de la relación de pareja, puede ser que alguna de las dos personas pueda necesitar no ver a la otra (siendo recomendable hacer los intercambios en el colegio o pidiendo a un tercero que lo realice). Lo que sí es importante es, que cuando haya un encuentro entre ambos progenitores, los hijos puedan ver que existe una relación cordial y respetuosa. Es importante, evitar usar a los hijos como intermediarios entre los padres, no usarles como mediadores ni como transmisores de información entre los padres si la relación es complicada.

Conclusión

El divorcio es una experiencia que puede tener repercusión a nivel emocional, conductual  e identitaria para la pareja y las personas del entorno. Se incrementa la dificultad de la gestión cuando se tienen hijos comunes que harán que exista un nexo común por el que, digamos, el vínculo entre los progenitores se mantiene.

Si ves que la situación genera un malestar, que se prolonga en el tiempo, en ti o en algún menor, no dudes en buscar apoyo especializado.

En Pons Psicología te ayudamos.