Aprender a equivocarse: el caso de Teo

Aprender a equivocarse. Teo, el niño que necesitaba cometer errores

aprender-a-equivocarse¿Quién es Teo?

Teo tiene 6 años. Sus padres le traen a consulta porque evita muchas situaciones cotidianas y muestra ansiedad intensa en esos momentos. Es inteligente, corre rápido y juega bien al fútbol.

¿Qué dificultades tiene Teo?

Hay muchas situaciones que Teo no se atreve a afrontar:
– No quiere montar en bici sin ruedines por si se cae.
– No quiere ir al nuevo entrenamiento de fútbol por si le sale mal un ejercicio.
– Se esconde detrás de sus padres en el ascensor cuando entra alguien y no sabe qué decir.
– Un largo etc de noes…

¿Y esto de dónde viene?

Teo se ha equivocado muy pocas veces. Necesita equivocarse más y evitar menos. Aprender a equivocarse.
Los papás de Teo decidieron venir a nuestra consulta. En la consulta, detectamos que está acostumbrado a ganar todas las partidas, “ser el más guapo” y sacar las mejores notas. Es hijo y nieto único, lo que ha favorecido esta buena ejecución y estas altas expectativas. Cuando detecta el mínimo malestar emocional o incertidumbre, evita y listo. Los padres entienden este malestar y le sobreprotegen con su mejor intención. Pero esto, lejos de ayudarle, ha fomentado que él no se exponga y el malestar sea cada vez mayor.

¿Y cómo pudimos ayudarle?

En la consulta, empezamos detectando ese malestar en el cuerpo. Localizando la vergüenza, los nervios, el miedo, el enfado. Los localizamos, los validamos, los normalizamos y aprendemos a vivir con ello. Y a partir de ahí, establecimos retos graduales a los que él se fue enfrentando con más o menos éxito y errores. Lo importante de los retos no es hacerlo bien, es hacerlo. Sin errores no hay aprendizaje.

aprender-a-equivocarseLos logros de Teo:
Teo ha aprendido a equivocarse, y a levantarse de las equivocaciones. Ahora se siente un niño más fuerte y seguro. Ya se le han hecho varios agujeros en los pantalones, no falta a ningún entrenamiento de fútbol. Aun cuando se le sonrojan las mejillas, saluda y participa. Y no sólo ya monta en bici sino que además ha decidido aprender a patinar. Nuestro próximo reto es perder una partida y aprender que “¡no pasa nada!”.

Aprender a equivocarse, también tenemos que enseñarles

Sólo así afrontarán el miedo y aprenderán por sí mismos a levantarse. Aprenderán que no es tan grave, que todo pasa. Aprenderán que, si confías, la vida te trae algo bueno. El entrenamiento a mamás y papás en el Círculo de Seguridad Parental explica cómo acompañarles. 

Aplicar esto con tu hijo no es fácil. Aparecen miedos e inseguridades. Por eso, es tan importante el botón de pausa

Porque gracias a él, aprenderemos a afrontar las situaciones con mayor perspectiva, desde una visión más amplia. Alejada del problema concreto. Y eso, nos ayudará a desdramatizar situaciones que, de otra manera, nos provocan un gran sufrimiento.

 

¿Cómo saber si a mi hijo le pasa algo como a Teo?

  • ¿Evita situaciones que le cuestan? Acercarse a niños nuevos, ponerse una ropa llamativa, hablar en público delante de sus compañeros.
  • Y estas evitaciones son porque de verdad no quiere, ¿o en el fondo le gustaría pero no se atreve? 
  • Cuando siente vergüenza, ¿sabe gestionarla?
  • ¿Sabe reírse de sí mismo y relativizar sus propias equivocaciones? 
  • ¿Cómo reacciona cuando pierde en un juego?
  • ¿Se habla con dureza a sí mismo cuando algo no le ha salido bien?
  • ¿Cree en sí mismo y en confía en su capacidad para afrontar nuevos retos?

Si dos o más de estas preguntas te resultan familiares te invitamos a aprender con tu hijo que sin errores no hay aprendizaje.

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