Cuando se trata de nuestros hijos, plantearse preguntas como estas es casi inevitable. Este tipo de dudas suelen generarse por no comprender ciertas actitudes de nuestros hijos. Y es que una cosa está clara, ser padre o madre no es tarea fácil.
¿Lo estoy haciendo bien? ¿Esto es normal? ¿Cómo podría ayudarle?
Tomar la decisión de llevar a un hijo al psicólogo resulta complicado. A veces creemos que podemos solucionarlo sin necesitar ayuda profesional. Sin embargo, nadie nos ha enseñado a ser padres, ni los hijos vienen con un manual de instrucciones. Por eso, es de gran ayuda reconocer nuestras limitaciones y acudir a un profesional que nos guie en este proceso, nos acompañe en los momentos difíciles y nos resuelva todas esas dudas que tenemos.
¿Qué problemas indican que debería llevar a mi hijo a terapia?
A continuación te mostramos algunos comportamientos que pueden indicar la necesidad de pedir ayuda psicológica.
Algunas actitudes extrañas o llamativas. ¿Esto es normal?
Muchas veces los adultos no comprendemos el mundo infantil y, por tanto, el comportamiento de los niños. A partir de ciertas edades, hay una tendencia a tratarles como pequeños adultos y poner algunas expectativas en ellos que no pueden cumplir. Por ejemplo, esperamos que sean capaces de entender y manejar correctamente sus emociones y, cuando fallan en esta tarea, nos enfadamos y surge un conflicto.
Puede que te preguntes si la baja tolerancia a la frustración del niño es normal, así como algunas manías, problemas de sueños, rabietas u otros comportamientos llamativos que, como padre o madre, puedan alarmarte.
Cambios vitales importantes
Existen algunos cambios que son significativos en la vida de cualquier persona, independientemente de su edad. Ante este hecho, pueden aparecer algunas emociones desagradables como la ansiedad o la tristeza que permiten la adaptación a la nueva situación. Cuando esto ocurre, puede haber manifestaciones en los hijos como enfados, rabietas o bajadas en el rendimiento académico que sean indicios de un conflicto emocional interno.
Además, hay que tener en cuenta que muchos de los cambios que se dan en la vida de los menores vienen dados por decisiones tomadas por los adultos, sin darles la oportunidad de opinar o compartir lo que este cambio significa o cómo les afecta. Algunos ejemplos son: el divorcio de los padres, una mudanza o un cambio de colegio, entre otros.
Conflictos habituales en casa
A medida que los hijos van creciendo, los conflictos pueden volverse cada vez más habituales. Tratar de hablar con ellos es un reto que parece imposible y, cuantos más intentos de acercamiento se realizan, mayor es el distanciamiento que pone nuestro hijo. Todos esos propósitos de solución son muchos, aunque poco efectivos. Es frecuente tratar de generar puentes entre padres e hijos poco sólidos y de corta duración.
Si este es tu caso, te animamos a leer nuestro artículo para mejorar la comunicación entre padres-hijos, en el que podrás encontrar algunos consejos útiles.
Entrada en la adolescencia
La etapa adolescente es una de las más complicadas por la que van a pasar nuestros hijos. Es un proceso de multitud de cambios (hormonales, corporales, sociales, emocionales, etc.). Tener un ambiente de confianza y seguridad en el que poder plantear sus dudas, sentirse acompañado y combinar todo ello con la necesidad de intimidad que caracteriza esta etapa será beneficioso para su desarrollo personal.
El acompañamiento psicológico en este momento vital es una buena manera de comprender y atender las necesidades que nuestro hijo pueda sentir.
Qué ocurre si no es necesaria la terapia
Solicitar terapia psicológica es un paso complicado que puede dar miedo. En el caso de que realmente no sea necesaria, nuestro equipo de psicólogas lo valorará. Haber acudido a una consulta no tendrá repercusiones negativas en ningún caso, sino que le mostrará que existe una puerta abierta a poder necesitar y solicitar ayuda.
Si quieres consultar algún aspecto concreto sobre tu situación particular, no dudes en ponerte en contacto con nuestro centro.