San Valentín sin pareja
Este día es un reflejo de un guion que la sociedad nos marca. Desde que nacemos, nos cuentan, de diferentes formas, cómo se supone que debemos conseguir la felicidad futura y, en este modelo, una de las bases es tener una relación de pareja (con determinados criterios como que sea estable, duradera, heterosexual, exclusiva, con descendencia…). Nada más lejos de la realidad.
¿Cómo nos determina la sociedad para tener pareja?
Una gran parte de lo que aprendemos viene de otras personas, no sólo con lo que nos cuentan sino también con su manera de vivir. Esto no es algo puntual, sino que según va pasando el tiempo vamos recogiendo información de muchos lugares, tanto de la vida real como de la ficción. Y a partir de ahí se generan en nuestra cabeza unos estándares a alcanzar o rechazar que, de alguna manera, nos guían. Por eso es muy importante que los ejemplos sean variados, para tener diferentes opciones con las que identificarnos. Es evidente que nos hemos criado en una sociedad en la que lo más típico y lo que más se nos muestra es tener pareja. Y no solo como algo beneficioso sino como una meta, como el final del cuento: “…y fueron felices para siempre”. Es cierto que, poco a poco, cada vez podemos ver más personas sin pareja, pero aún no se ha equilibrado la balanza e inevitablemente nos afecta.
Todo lo anterior cobra mucho más peso a través de las creencias que compartimos sobre cómo debe ser el amor de pareja que están tan instauradas en la sociedad. Normalmente no nos paramos a ponerlas en duda pero muchas de ellas no son ciertas. Un claro ejemplo puede ser el mito de la media naranja, que dice que existe una persona con la que estamos predestinadas y hasta que no sea nuestra pareja no nos sentiremos completas, cuando ya somos personas completas que no necesitamos de una pareja. Si quieres conocer alguna más puedes leer el artículo “Mitos del amor, desmontándolos”.
Con esta base, se generan unas expectativas que no sólo tenemos con nosotras mismas, sino que, al relacionarnos con otras personas, éstas también las tienen. ¿Cuándo te preguntaron por primera vez en tu vida si ya tenías novio o novia? Seguramente algunas de tus personas más cercanas también te estaban transmitiendo que tener pareja era una obligación. Incluso has podido vivir críticas más directas por ser una persona soltera.
Dichas expectativas también hacen que ciertos elementos del mundo no estén creados para personas solteras: desde la cantidad de comida en cada envase que compras (que suele ser mínimo para dos personas) hasta la distribución de las casas (que tienen habitaciones de diferentes tamaños dando por supuesto que allí vivirá una pareja con hijos o hijas). Un mundo que no está adaptado a tu forma de vivir y que en cierta medida niega tu existencia.
Con todo esto a nuestro alrededor, tiene mucho sentido que en algún momento hayas pensado que sin pareja no se puede estar o que ser una persona soltera es algo malo, acompañado del malestar emocional que puede conllevar cuando tú te encuentras en esa situación.
¿Por qué siento malestar emocional cuando no tengo pareja?
La presión social y la preocupación por no encajar socialmente es uno de los motivos por los que puedes tener sensaciones desagradables cuando no tienes pareja en San Valentín, pero no el único.
Una pareja con una relación de buen trato es una fuente de necesidades como el amor, el apoyo, la seguridad, la comunicación y deseos como el placer sexual. Ante la posibilidad de no tener en nuestra vida alguno de estos componentes tan valiosos puede que aparezcan diferentes emociones como el miedo o la tristeza.
Sólo tú puedes saber específicamente cuál es el contenido de tu miedo o tu tristeza, qué aspecto de no tener pareja es el que te genera ese malestar emocional. Para averiguarlo te invito a que te conozcas y te escuches desde el cariño, validando y aceptando por dónde te lleve ese camino. Recuerda que puedes pedir ayuda para hacerlo si lo necesitas.
A partir de ahí podrás aprender a hallar en ti misma y en otro tipo de relaciones basadas en el cuidado mutuo elementos que nutran esa necesidad o deseo que para ti es importante y en este momento no está satisfecha. La soledad y la soltería no son lo mismo, aunque tendamos a confundirlas. Las personas generamos vínculos familiares, de amistad y de otros muchos tipos menos normativos que pueden llegar a ser muy potentes.
No debemos olvidar que, desgraciadamente, también existen relaciones de pareja que no son de buen trato. Por tanto, tener una pareja no te asegura encontrar lo que necesitabas o querías, incluso algunas pueden ser realmente perjudiciales.
¿Qué hago los días como San Valentín en los que me resulta especialmente complicado?
- Párate a escucharte y déjate sentir. Acompáñate cariñosamente en las emociones que aparezcan. Si te apetece, también puedes compartirlas con otras personas de tu confianza.
- Practica la autocompasión. Quizá no sabes aún cuál es el origen de tu malestar, pero sí comprender un poco más que tiene un sentido. No te juzgues.
- Cuida tu necesidad. Aunque en este instante no puedas satisfacerla por completo, haz algo que te nutra en ese sentido.
Y recuerda que…
Tener pareja es una elección, no una obligación.
Tener pareja es un deseo, no una necesidad.