LA ACEPTACIÓN

Muchas veces vienen a consulta personas que quieren ser capaces de resolver conflictos que llevan mucho tiempo en sus vidas y que les generan sufrimiento. En este resolver/arreglar, buscamos el alivio de poder dejar de sentirnos mal, lo vemos como la única salida para conectar con la calma, para poder volver a estar bien con ese tema o aspecto de nuestra vida. 

Pero, ¿qué hacer cuando no tiene solución práctica o ejecutable?

TERAPIA

Es importante comprender que no podemos cambiar muchas de las cosas que nos han ocurrido o nos ocurren.

Partiendo de esta premisa, a mucha gente le cuesta pedir ayuda “¿Para qué?” “Si el psicólogo/a no puede hacer nada”. Incluso, en la vida personal, hay mucha gente que deja de hablar de ciertos temas con sus seres queridos, porque siente que, aunque son cosas que le generan mucho dolor todavía, los demás no pueden hacer nada para ayudarles “Siempre es lo mismo” “Soy un pesado/a contando siempre lo mismo”. 

En un proceso terapéutico se pueden abordar todas las áreas de tu vida, valorar qué cambios se pueden hacer, qué cosas introducir o dejar de hacer. Se generan perspectivas nuevas en relación a determinados temas, que nos permiten tener más flexibilidad, ser más adaptativos y en general, tener una mayor sensación de bienestar. 

Además, podemos comprender por qué algo nos duele, nos cuesta, nos conecta con sensaciones complicadas. Entender de dónde viene esto, es fundamental para que podamos hacer cosas distintas. 

Si quieres saber más sobre cuándo ir a terapia pincha aquí.

CAMBIOS

Es fundamental entender que no todos los cambios que se pueden hacer son externos, es decir, no todo el trabajo que hay que hacer en uno mismo es ejecutable y práctico como empezar a pasar más tiempo fuera de casa, hacer más descansos en el trabajo, poder decir “no” a ciertas personas o propuestas etc.,  Muchos de los cambios que nos podemos plantear, lo son, pero conviene no quedarse ahí y trabajar en nuestros procesos internos. Nuestra forma de sentirnos ante determinadas situaciones, los pensamientos automáticos y el diálogo interno («Siempre fracaso en todo», «soy una inútil», «la vida es un asco») son algunos ejemplos.

ACEPTACIÓN

El proceso de aceptación está presente en todos los ámbitos de nuestra realidad: aceptar el fallecimiento de un ser querido, las imperfecciones de mi pareja, las dificultades de mi trabajo, mis emociones con respecto a algún tema, persona o vivencia, etc.

Uno de los cambios más importantes a trabajar es la aceptación de las cosas que no puedo cambiar de forma ejecutable o conductual.

La aceptación es un proceso interno maravilloso que nos permite adaptarnos a los cambios, pérdidas, obstáculos e imperfecciones del mundo y de las personas. Sin embargo, no ocurre exclusivamente con pensar “lo voy a aceptar”, es algo más complejo. Como decíamos antes, puede ocurrir de forma espontánea, pero en muchas ocasiones hay que hacer un atrabajo consciente para aceptar situaciones que se nos quedan enquistadas.

PREGUNTAS Y PISTAS

Vamos a proponerte una serie de reflexiones para que puedas valorar sí quizá, te estás enfocando exclusivamente en cambios ejecutables y, lo que te preocupa o te ocupa habitualmente tu cabeza requiere más bien de un cambio interno como es un proceso de aceptación. 

¿Es algo que puedo cambiar? Y si puedo cambiarlo ¿Estoy dispuesto/a asumir los costes que implica hacer esos cambios? ¿O en realidad no me merece la pena en comparación a la molestia que me genera?

¿Esto que me preocupa me genera exclusivamente malestar? ¿O existen otras emociones asociadas a ello, por ejemplo, disfrute, calma, seguridad, …?

¿Puedo mirar a esa persona o ese tema de una forma un poco más amable? ¿Puedo sentir el malestar asociado a ello, pero también las otras emociones distintas que me vengan?

Si he decidido que no puedo cambiarlo de forma práctica, en vez de seguir rechazándolo ¿Puedo ponérmelo más fácil para convivir con ello? ¿Qué cosas me ayudarían a esa convivencia de forma más amable?

Date tiempo, es importante que comprendas que los procesos de aceptación son más complejos de lo que parecen y añadir exigencia, reproches o prisas es justo lo contrario a lo que necesitamos.