¿Cómo comunicarme con mi hijo@ adolescente?

¿Cómo comunicarme con mi hijo@ adolescente?

 En este vídeo de escuela de padres, Violeta nos propone algunos tips prácticos sobre comunicación con adolescentes.

 

Escuchar:

Número uno, escuchar. Número dos, escuchar. Número tres, escuchar. Y en el cuatro, entonces ya veo cómo podría hacer otras cosas, como dar alguna pauta, corregir si hiciera falta, etcétera, etcétera.

Hay chavales que se quejan mucho de que antes de haber escuchado y habernos enterado de qué iba la cosa, ya estamos corrigiendo. ¿Desde dónde hacemos esto como padres? Desde el “me preocupa que te hagas daño y quiero prevenir que caigas en los mismos errores que yo cometí en mi propia adolescencia o en mi histórico”. Desde luego que se entiende la intención y que como intención es muy positiva, pero consigue poco.

No corregir:

¿Qué os propongo? En el momento, NO CORREGIR. Cuenta una situación que le ha ocurrido, se ha llevado un disgusto con una amiga. Le acompaño con escucha activa. Si ocurriera algo muy gordo y urgente que hay que corregir de inmediato, por supuesto, a por ello. Si no, tenemos una herramienta muy interesante que es corregir al día siguiente. Oye, todo esto que me contaste tan importante para ti, me he dado cuenta, he estado pensando, que igual en esto te puedes estar equivocando. ¿Qué te parece?

Como es al día siguiente y ya no tiene esa emocionalidad tan fuerte, conseguimos los dos efectos, por un lado, me has podido acompañar, me he sentido muy escuchado y sé que mamá o papá está ahí para mí, por otro lado, ahora sí puedo tomar el aprendizaje de tu consejo.

Escenarios de oportunidad:

Así como l@s niñ@s tienden a tener una comunicación más amplia, l@s adolescentes suelen ser un poco más escuetos, en la comunicación sobre lo que les pasa y lo que sienten. Entonces, tienen una capacidad especial para elegir el momento, y a veces el momento más inoportuno. Qué importante que como padres estemos disponibles.

Puede que yo esté terminando una cosa del trabajo, en una llamada, escribiendo un informe rápido. Si viene mi adolescente preocupado o angustiado con algo, a ser posible, durante un instante, el mundo se para, conecto contigo. Me importa muchísimo lo que me estás contando. Ahora tengo un poquito de prisa, pero porfa, cuéntamelo un poquito y después lo resolvemos juntos. Qué importante que tomemos el hilo en ese instante. Si en ese instante lo que yo hago es: ay, hijo, déjame. Si es que estoy con mil cosas y ya me lo contarás después. Es bastante probable que después no lo cuente.

Mis reacciones:

Cuando llega mi hijo o mi hija y me cuenta una situación preocupante hay varias reacciones que con frecuencia tenemos los padres.

  • ¿No te das cuenta de que tus amigas no te hacen bien? Ya te lo había dicho yo. Déjame que hable con sus madres.

¿Qué consigue?

Para el adulto, sensación de tener razón y de estar resolviendo con seguridad.

Para el hijo, que no nos cuente más, previendo que la siguiente vez también habrá enfado y papá estará lleno de razón.

  • Preocupación excesiva y angustia.

Madre mía, pero ¿cómo te ha pasado esto? Lo paso fatal con lo que me cuentas. La próxima vez es mejor que no vayas tú solo.

¿Qué consigue?

Para el adulto, sensación de alivio por haber expresado su emoción. Y creer que le protejo avisándole del riesgo.

Para el hijo, no volver a contarlo, no me comprenden y sensación de culpa por hacer que su madre pase un mal rato.

  • Tristeza

Me duele el disgusto que te has llevado. Incluso llanto en su presencia y se tuerce el día.

¿Qué consigue?

Para el adulto, nada. Pasar un mal rato y sentir que el suelo se derrumba.

Para el hijo, que se sienta completamente solo, inseguro y culpable por haber hecho pasar un mal rato a papá. La siguiente vez no lo contaré y, además, me sentiré menos capaz de gestionarlo.

Con estos tres pequeños ejemplos vemos, la gran importancia de que yo como adulta pueda ofrecer una escucha muy cariñosa y neutra en lo emocional. En estas situaciones, las importantes son sus emociones, él o ella están viviendo retos y yo debo ser más fuerte, más sabia, más cariñosa. De lo contrario, ahí es donde cortamos el canal de comunicación y le estamos dejando solo. Además, le estaría pidiendo que ella o él se haga cargo de mi emoción desbordante y de expectativas que no le corresponden.

Yo soy la adulta, acompaño al adolescente en sus retos. Si tengo alguna emoción desbordante, me la tengo que trabajar yo, no él.

 

Actividades que ayudan:

Hay adolescentes que son todavía muy comunicativos, que el canal de comunicación está muy abierto, y hay otros que lo tienen bastante cerradito. ¿Qué os proponemos ahí? Actividades juntos. Si resulta que el domingo por la mañana vamos a montar en bici juntos y después damos un paseo por el campo, ya tenemos un rato muy agradable, ese chico o chica ha bajado las defensas, se siente a gusto, ha pasado un buen rato con papá o con mamá, y es bastante probable que ahí comunique. Si quieres indagar en más herramientas para abrir canal de comunicación puedes poner en práctica algunas de las que proponemos en el artículo X.

Predicar con el ejemplo:

Es complicado que mi adolescente se comunique mucho si yo no cuento nada. Por el contrario, si llega la hora de la cena y mamá o papá cuentan por ejemplo he tenido un enfado en el trabajo, me ha pasado tal cosa, este proyecto que tenía que terminar no nos ha salido y estoy bastante frustrado. O también, he estado hablando con tu tío, hemos llegado a tal acuerdo y estoy muy ilusionado. Papá y mamá al compartir van sentando las bases, dando el ejemplo de en esta mesa y en esta cena, las cosas se comparten, por tanto, muy probablemente, después compartirás tú. Cuál es un error que cometemos muy a menudo, interrogo. Cuéntame cuéntame, es que mi hija no me cuenta nada. Bueno, tendrá que haber una comunicación en las dos direcciones. Aquí puedes leer una carta de tu hijo adolescente

Adolescentes y vínculo de apego:

Cuando hablamos de apego en consulta, muy a menudo son los papás de los más chiquititos los que están preocupados por el tema, pero nosotras lo que proponemos es que justamente los adolescentes son los que más necesidad tienen de esto. Es una época en la que la relación está en juego y cuando un chaval o chavala se pone ante una situación difícil y la imagen interiorizada que este chaval tiene de mamá o papá va a tener un papel principal. Cuando menos parece que nos necesitan, en el fondo es cuando más nos están necesitando. Aunque no lo digan, aunque estén un poquito lejos. Es muy importante que el vínculo afectivo en la etapa de la adolescencia esté muy fuerte. Si quieres leer sobre apego, puedes consultar nuestro artículo  Apego. ¿Qué es y por qué es tan importante? 

Para terminar, si dispones de un rato más largo, nos encantaría que puedas ver este programa de A mi yo adolescente sobre el valor de la palabra. Nuestros adolescentes nos contaron con valentía cómo es para ellos la comunicación.