Duelo: He perdido a alguien ¿Qué puedo esperar?

Duelo: He perdido a alguien ¿Qué puedo esperar?

 

Estoy perdido, desubicado. No tengo ganas de nada. Estoy como en una nube. Todo me da igual o todo me irrita. No quiero ver ni estar con nadie.

Quizá estoy comenzando a cuestionarme a mi mismo. Cada acto, cada pensamiento, cada paso que doy. Sobre todo, cada paso que he dado. Ojalá pudiera volver atrás en el tiempo y cambiarlo todo.

Tengo preguntas infinitas. Ciertos Por qués resuenan en mi cabeza pero no tengo respuesta.

He perdido alguien. Parece que no se va a acabar nunca esa sensación tan dolorosa y viviré siempre con ella… Estoy en duelo.

¿Qué es el duelo? ¿Qué hago ahora?

DueloComo dice Valentín Rodil en su libro Se me ha roto la vida, la pérdida es como un tsunami que arrasa nuestra casa interior y la deja en ruinas. A partir de ahí, podemos empezar a andar por la orilla fingiendo que no ha pasado nada o podemos empezar a navegar por las aguas del duelo hacia una orilla donde podamos rehacer y reajustar lo que ha quedado en pie, creciendo personalmente. Para ello es necesario embarcarse en un viaje donde encontraremos vivencias inesperadas, tempestades, calma y nuevos significados. Este viaje no será fácil y llevará un tiempo en el que nuestras personas más queridas y cercanas, así como el apoyo de una terapeuta si lo crees oportuno, serán de gran ayuda.

Hay autores que comentan diferentes fases del duelo, pero en este caso vamos a hablar de tareas del duelo. El autor Worden nos habla de cuatro tareas del duelo que, a lo largo de nuestra práctica clínica, hemos visto que se van sucediendo en los distintos procesos, aunque muchas veces de manera desordenada o entremezclándose. Dependerá siempre de la persona. 

La primera tarea es aceptar la realidad de la pérdida: 

Duelo Fase 1

Cuando algo cambia y, sobre todo, cuando alguien se marcha, cuesta cierto tiempo poder creerlo.

Cuesta creer que esa persona ya no va a volver, que no hablaremos de nuevo con ella, ni tampoco la tocaremos ni oleremos más. El reencuentro no sucederá… Es una realidad que tenemos que aceptar no solo de manera intelectual sino también emocionalmente, lo cual lleva un tiempo. En esta tarea, los rituales les suelen ayudar a muchas personas: funerales, un acto en memoria de aquellos que fallecieron, escribir una carta y enterrarla, plantar un árbol… hay infinitas posibilidades, todas ellas buenas. 

Posible dificultad en esta tarea:

La negación, tanto de lo que ha pasado como del significado que tiene la pérdida para la persona. 

La segunda tarea sería elaborar el dolor de la pérdida: 

Este dolor puede ser físico, emocional y conductual. Es importante reconocerlo y vivirlo (embarcarnos en el viaje). En este caso, el dolor puede tener muchas formas e intensidades. A veces puede ser intermitente porque no estamos preparados para afrontarlo e irá viniendo en oleadas. Hay tantas formas de vivir el dolor como personas en el mundo. 

Duelo Fase 2

También pueden llegar otros sentimientos como angustia, ira, culpa o soledad. Todos ellos comunes durante un proceso de duelo, por lo que es importante ir identificándolos para que no nos abrumen.

Posible dificultad en esta tarea:

Evitar vivir este dolor y encontrarnos “como si no sintiera nada”. No hay dolor, pero tampoco ninguna forma de tristeza, enfado o incluso ciertas formas de alegría en momentos puntuales. Pues al bloquear el dolor, bloqueamos también el resto de las emociones. Podría suceder también que intentásemos ocuparnos mucho, evitar cosas que nos recordasen al fallecido o que recurramos al alcohol o a las drogas para conseguir no pensar y evitar el recuerdo de la pérdida junto con su dolor. Si te encuentras en este punto, es importante que consigas la ayuda que necesitas para poder afrontarlo y no quedarte atascado en el proceso.

La tercera tarea es adaptarse a un mundo sin la persona fallecida: 

Para realizarla habrá que ir ajustando nuestra vida cotidiana a la ausencia de la persona fallecida.

Duelo Fase 3

 También habrá adaptar la imagen que tenemos de nosotros mismos tras la perdida, puesto que muchas veces nos construimos en relación y con el apoyo de los demás. Por lo que la pérdida de esa relación puede hacer que se tambalee también nuestra identidad como hij@, madre, padre, herman@, novi@, espos@, amig@, etc., y es importante que la reconstruyamos y adaptemos a la realidad existente. A su vez, habrá que revisar las creencias y valores que teníamos hasta ahora, las cuales podrían verse afectadas. 

En esta tarea de adaptación se crearán nuevos significados vitales y nuevos propósitos, creciendo como personas.

Posible dificultad de esta tarea:

Podemos sentirnos aislados del mundo, sin querer afrontar las consecuencias que la pérdida ha tenido, y no desarrollar las capacidades necesarias para seguir adelante.

La cuarta tarea sería reubicar al fallecido y comenzar una vida nueva: 

A lo largo de esta tarea, después de una larga travesía, iremos encontrando maneras de recordar a esa persona a la vez que seguimos con nuestra vida. Le iremos reubicando en un lugar nuevo dentro de nuestro mundo interior y, a su vez, nos recolocaremos nosotros en un mundo que se ha tornado diferente sin esa persona, pero que ahora podemos afrontar.

Si has perdido a alguien, las personas a las que más quieres serán tu gran apoyo, y si crees que necesitas algo más o te identificas con cualquiera de las dificultades citadas, no dudes en buscar una ayuda externa que te acompañe en todo este proceso.

Referencias:

Worden, J. W., Aparicio, Á., & Barberán, G. S. (2013). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós.

Rodil, V. (2019). Se me ha roto la vida. Reflexiones y testimonios de duelo. España: Sal Terrae.