Buenos tratos en la infancia para un desarrollo saludable

La infancia es una etapa clave en el desarrollo de todas las personas, quizás ya hayas notado que para los psicólogos es muy importante, casi con independencia del problema que se presente, porque la infancia es ese lugar especial en el que tu cerebro se está desarrollando. Es esencial que podamos garantizar un ambiente lo más saludable y protector posible para un desarrollo sano. 

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Sin embargo, tratar bien no es tan sencillo como parece. A veces no tenemos claro cómo hacer, a veces tenemos claro pero no somos capaces de llevarlo a cabo. A veces nuestra propia historia dificulta que tengamos la claridad y la capacidad para ser los padres, los maestros o los acompañantes que los niños y las niñas merecen.

El buen trato es la capacidad de las personas adultas de asegurar el bienestar físico y emocional de los niños y las niñas a través del apoyo, el afecto y el respeto en todas las áreas de su vida. Requiere cubrir tanto las necesidades básicas de alimentación, sueño, vestido… como las emocionales, a través  del fomento de una autonomía saludable, apoyada en la capacidad de ser base segura para disfrutar de sus éxitos y acompañarlos en sus dificultades. 

 

En este equilibrio funambulista entre permitir que los niños y las niñas vayan conquistando y explorando el mundo, contando a la vez con nuestro apoyo, soporte y amor incondicional batallan todas esas preguntas de…

¿Pero entonces le resuelvo yo el problema con los amiguitos o dejo que gestione?

¿Pero entonces es normal que no quiera ir al cumpleaños de su clase?, ¿le llevo igualmente o le respeto y le dejo quedar en casa?

¿Pero entonces le tengo que dejar que no se coma las judías verdes que le dan asco o le obligo? y si le obligo, ¿cómo le obligo?

 

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Cuando quizás todos podríamos estar de acuerdo en que los niños y las niñas merecen ser bien tratados y sólo a través del buen trato conseguiremos que su desarrollo sea sano, el paso a la acción es bastante más complejo y pone en juego nuestras carencias, nuestras energías, la capacidad de conciliar…

¿Cómo resolver ese “pero entonces” que genera un bucle tantas veces infinito?

Sin pretender dar respuesta en su totalidad te dejamos algunas líneas que quizás te puedan acompañar en tu búsqueda de respuestas.

 

  • Hay líneas rojas, aspectos que sabemos que son indicadores de maltrato. El castigo físico (tortazos, azotes, pellizcos, castigar sin comer, sin dormir, sin jugar…) el maltrato psicológico (insultar, humillar, dejar de hablar, hablar mal del otro progenitor…) y la negligencia (dejar solos, no poner límites, no acompañar, no cuidar…). No sigamos haciéndonos preguntas a este respecto, tomemos estos indicadores como líneas rojas que nos lleven a tomar conciencia y buscar ayuda para cesar estos comportamientos.
  • El bienestar emocional de los cuidadores es esencial para el bienestar emocional de los niños y las niñas. Es decir, es necesario que tú también te cuides, que busques ayuda si la necesitas, que te apoyes en tu familia, tus amigos o tu pareja, que construyas una red que pueda sostenerte para poder sostener mejor.
  • La reflexión es la clave del éxito. Quizás en ocasiones te sientes mal por tener más preguntas y dudas que respuestas. Y sin embargo, en mi experiencia profesional los buenos padres y madres dudan, se cuestionan, se revisan y esto les permite mejorar. Es una suerte que puedas pensar y reflexionar sobre esto, que como os contaba, no tiene soluciones únicas ni fáciles. 
  • No estás solo. El buen trato para la infancia es una responsabilidad de toda la sociedad y puede suponer un trabajo hercúleo si queremos hacerlo solos. Las políticas públicas, la estructura de los centros educativos, los recursos a nuestra disposición son esenciales para acompañarnos, también a nosotros como adultos, en este camino.

Generar un espacio seguro y amoroso de desarrollo, generar un espacio de buen trato para la infancia, es esencial para el bienestar presente y futuro de los niños y las niñas y por tanto de nuestra sociedad.

Crecer en un espacio que nos permita florecer y llegar a nuestro máximo nivel de salud es un derecho fundamental, si estás aquí es por que tú, como nosotras, también estás comprometido con esta causa y por ello aprovecho para darte las gracias. 

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Gracias por tu compromiso con los niños y las niñas. 

Estoy segura de que no lo haces perfecto, los niños y las niñas no necesitan perfección, necesitan que no dejes de intentarlo.